Probablemente a muchos les ha pasado de no sentirse cómodos o contentos en un trabajo, sentir que la paga está por debajo de lo que debería, que los métodos de trabajo son anticuados e ineficientes, o que la posición y sus responsabilidades no lo hacen sentirse motivado. 


Ante estos sentimientos, la primera opción que pasa por la cabeza de todos, es la de buscar un nuevo trabajo. Sin embargo, existe una opción intermedia: ¡Tener una charla con tu jefe!


Las charlas mano a mano con los jefes son difíciles, es verdad, pero son charlas que vale la pena tener por varios motivos. Primero que nada, podrás saber si realmente tenés un buen empleador que se preocupa por tu bienestar y realmente busca ayudarte. 


No debemos olvidar que pasamos una gran porción de nuestro tiempo trabajando, por lo que es super necesario estar cómodos y sentirnos valorados y comprendidos. 


Si lo que te incomoda son las formas de trabajar de la empresa, hablar es el primer paso para llevar nuevas ideas y comenzar a generar un cambio. Es probable que tu jefe ni siquiera sepa que existen mejores maneras de hacer las cosas. 


Además, estás demostrando proactividad y preocupación por tu trabajo, dos cualidades super valoradas por cualquier empresa. 


Te dejamos 8 pasos para preparar esa charla y generar un cambio positivo en tu trabajo. 


1 - Objetivos siempre claros

Tener claro lo que querés lograr es fundamental. ¿Querés un aumento? ¿Apoyo en tus tareas? ¿Más responsabilidades? Cualquier opción es válida, pero las metas siempre tienen que estar bien claras en tu mente. Si te sentás con tu jefe solo a quejarte, seguro no vas a llegar a buen puerto. 


2 - Reservá el tiempo que sea necesario

Para esa charla vas a querer tener toda la atención de tu jefe. Por eso, es vital organizar un momento y un espacio en que puedan charlar tranquilos y sin interrupciones.


3 - Preparación ante todo

Una vez tengas definido tu objetivo, tenés que poder justificar tu reclamo. Si lo que sentís es que te están pagando poco, investigá sobre el salario promedio en el mercado, o explicá de qué manera aportás valor a tu equipo y cómo una promoción tendría sentido en base a tu trabajo y los resultados obtenidos. 


4 - Siempre cuidá las formas

No vayas a pelear, eso no es bueno para nadie. Siempre planteá la conversación con mentalidad positiva y con la expectativa de que lo que se hable va a mejorar tu situación. No veas a tu jefe como un problema, sino como un camino hacia una potencial solución.


5 - Peleá con, no contra

Es fundamental expresarle a tu jefe que estás confiando en él y buscando apoyo en lugar de criticarlo. No hables de errores del pasado, sino de propuestas para mejorar. 


6 - Ofrecé algo de tu parte

Si querés un aumento, preguntá qué más podés hacer para merecerlo. Si querés un cambio en el método de trabajo, proponé sugerencias de mejora. Recordá que tu jefe es un compañero de trabajo o un mentor, pero no una figura que debe proveerte cosas de manera paternalista.


7 - Tené plena conciencia de tus errores

Nadie es perfecto, nunca plantees que vos hacés todo bien y el resto no, porque eso no es para nada creíble. Si tu jefe te presenta alguna crítica, escuchá y procesá lo que te está diciendo. Nunca lo tomes como un ataque personal, tomalo como una oportunidad de mejora. 


8 - Escuchá con atención todo lo que te digan

Muchas veces los jefes tienden a ver las cosas de manera diferente a la de sus empleados, por lo general están pensando en la estrategia de la empresa en lugar de lo que está sucediendo con su equipo. Por eso, es fundamental dejarlo hablar, de esa manera es probable que las cosas se vuelvan más claras y aceptables para vos cuando te expliquen el panorama general. 


¿Qué pasa si todo esto no funciona?


Debemos tener claro que no todos los jefes son receptivos, entonces, en caso de que no logres ningún tipo de cambio, te conviene buscar un nuevo empleo. Como mencionamos antes, pasamos mucho tiempo de nuestra vida trabajando, es fundamental que el ambiente y las relaciones sean positivas.