El momento de escribir una carta de presentación que acompañe nuestro CV puede ser una tareacompleja. Para quien no está acostumbrado a la redacción en forma periódica, la hoja en blanco puede llegar a generarnos un bloqueo y  en ese momento es cuando pensamos que quizás nuestro CV pueda hablar por nosotros. 


Muchos candidatos se dejan llevar por esta idea y pierden la oportunidad de describirse con sus propias palabras, dejando que el CV sea su única presentación. La carta de presentación es una oportunidad para establecer motivos claros por los cuales el empleador debería contratarnos, para mostrar cómo somos y qué tenemos para ofrecerle a la organización.


Si tenés dudas sobre cómo redactarla o querés mejorar el estilo de tu carta de presentación,van aquí cinco consejos prácticos que te van a ayudar.

1) No repetir el CV: La carta de presentación debe ser el vehículo para comunicar aquellas cosas que el formato de CV no permite expresar. Buscá siempre que la información que ponés en la carta no se repita con la del CV. Podés aprovecharla para resaltar alguno de los atributos que te distinguen, para expresar por qué te interesa la posición a la que aplicaste o para articular la información del CV con los objetivos de la organización y los requisitos necesarios para el puesto.

2) Mostrar tus capacidades: Muchos candidatos describen su interés en ser parte de una organización a través de las cosas que ésta puede darles en términos profesionales y personales. En realidad, una buena carta de presentación funciona al revés: no se trata de lo que la empresa puede darle al candidato, sino de lo que el candidato puede aportar, con su experiencia y su formación, a la empresa. Por lo tanto, la carta de presentación es una instancia perfecta para mostrar el valor agregado que sos capaz de brindar.

3) La experiencia de trabajo siempre es prioritaria: A los reclutadores les importa mucho más nuestra experiencia laboral que la formación específica. Esto implica que será mejor utilizar la carta de presentación para hacer un “puente” entre las experiencias laborales anteriores y la posición a la que aplicamos. Si no poseemos suficiente experiencia laboral para destacar, lo mejor es hacer énfasis en nuestros conocimientos y habilidades.

4) Más allá de la aptitud para el puesto: Los reclutadores buscan candidatos con los conocimientos y experiencia necesarios para la función, pero también personas que “encajen” en la cultura organizacional. La carta de presentación te permite hacer hincapié en algunos rasgos de tu personalidad y tus soft skills, que le den al reclutador la pauta de que tenés la capacidad de identificarte y comprometerte con los objetivos de la organización y ser un aporte valioso al ambiente laboral.

5) Ser personal, ser creativo y ser real: A diferencia del CV, en el que el formato condiciona al contenido, la carta te permite mayor libertad para ser vos mismo. La forma en la que escribimos y las palabras que utilizamos deben reflejar nuestra personalidad en términos reales. No hay que tener miedo de dejar aflorar nuestra forma de ser frente a nuestro futuro empleador. Al fin y al cabo, es uno de los principales activos que tenemos para aportar a la organización.