Son múltiples las causas y factores que hacen persistente la brecha de género en el ámbito laboral. Desde el sostenimiento de la expectativa social de que sean las mujeres las principales proveedoras del cuidado familiar -incluso en pandemia-, hasta el debate no zanjado sobre si los sistemas de cupos son efectivos para lograr equidad en el ámbito laboral, pasando por los estereotipos de género asociados a las profesiones que culturalmente se siguen reproduciendo, a pesar de los nuevos paradigmas asociados a una mayor diversidad que traen las nuevas generaciones.

Si bien mucho se ha avanzado en los últimos años para cerrar la brecha de género en el ámbito laboral, y aunque la pandemia ha impactado negativamente en ese proceso,  queda todavía mucho camino por recorrer para hacer realidad el cambio cultural en relación a lo que la sociedad espera que sean y hagan hombres y mujeres.

Hay múltiples evidencias que indican que la equidad de género en las organizaciones no es solo una cuestión de derechos fundamentales o valores éticos, sino que constituyen además un muy buen negocio. A continuación les contamos algunas de estas consideraciones.

Eleva la imagen y la reputación

Una estrategia de negocios alineada con una visión organizacional diversa y comprometida con la equidad de género incide de manera directa en la imagen corporativa y la reputación de las compañías. Las empresas socialmente responsables son percibidas de manera positiva por el conjunto de la sociedad y pueden capitalizar los beneficios de su posicionamiento y reputación frente al público interno y externo.

Mejora los resultados económicos

Una cultura organizacional basada en la diversidad e inclusión tiene una incidencia real y medible en el negocio y se traduce en empresas con mejores resultados. La diversidad tiene un impacto cuantitativo en mayores ventas y utilidades porque un equipo diverso podrá identificar y entender mejor qué es lo que quiere y necesita su público objetivo. Esto se debe a la simple razón de que para cualquier empresa su clientela es amplia y diversa y podrá entenderla mejor si su dotación también lo es.

Impulsa la creatividad y la innovación

Las políticas de igualdad de género y diversidad permiten conformar equipos de trabajo innovadores y creativos, basados en el respeto y en la aceptación de las diferencias como un hecho generador de valor. Los equipos de trabajo diversos -no sólo en materia de género- son altamente competitivos, alcanzan mejores resultados, cuentan con una visión superadora y arriban a soluciones más eficientes, innovadoras y originales a los desafíos de la gestión.

Refuerza el atractivo empleador

La diversidad incide positivamente en los valores que sustentan la marca empleadora, algo especialmente importante en tiempos en que el talento marca la diferencia. Mejora la reputación de la organización, valorizando su imagen como un buen lugar de trabajo a partir del valor asociado al compromiso con la diversidad y la igualdad de oportunidades. De cara al interior de la compañía, esto repercute sobre el clima de trabajo, el compromiso y la fidelización de los colaboradores. De cara al exterior, influye directamente en la capacidad de la organización para atraer al talento clave que necesita, mostrando sus valores y cultura para que otros también quieran “ser parte”.

Accede a la Licencia Social

Las empresas deben estar atentas a esa demanda social y estar a la altura de las circunstancias, para acelerar los cambios que se reclaman en materia de equidad de género. La mirada social está puesta por completo sobre el obrar de las compañías y presiona cada vez más, reprochando la falta de valores y de compromiso con estos temas fundamentales de la agenda pública. Aquellas organizaciones que no tengan un compromiso activo para generar ámbitos de trabajo en el que hombres y mujeres accedan con equidad a las mismas oportunidades de desarrollo, tendrán mayores complicaciones para que sus clientes y otros stakeholders le brinden la licencia social que necesitan para operar.