Los mandos medios tienen varias tareas dentro de una compañía. En gran parte por su índole de “medios”, deben afrontar diferentes cuestiones: en el límite entre la dirección y los empleados, generalmente tienen que asegurar la comunicación interna, la efectividad, el feedback entre el sector operativo y los directivos, o el cumplimiento de los objetivos. También, son los que tienen más conocimiento de la empresa y quienes saben gestionar sus recursos. La diversidad de tareas que recaen sobre este rango hace que se conviertan en actores clave para el funcionamiento de la compañía.

Parte de su trabajo es ser “la voz” de la comunicación interna frente al staff. Son ellos los que transmiten las estrategias del sector directivo hacia los colaboradores de los niveles operativos y, además, los que permiten que exista un feedback constante, haciendo que las dudas, las propuestas y las ideas de los empleados lleguen a la dirección. En este proceso también tienen que poder generar engagement entre colaboradores, deben tener la capacidad de escucha y las habilidades comunicacionales necesarias para colaborar con la empresa para que la comunicación interna sea efectiva, algo que no está dado nunca de antemano.

Reportar arriba, coordinar abajo. Escuchar abajo, comunicar arriba.

No hay plan de comunicación interna que avance sin mandos medios que arbitren de manera activa y comprometida para lograr efectividad, fluidez y dinamismo en la comunicación. Es por esta capacidad comunicativa que también son los mayores agentes de cambio en una compañía, ya que evalúan los recursos y la posibilidad de que la estrategia sea cumplida, y parten desde ahí con ideas innovadoras para alcanzar una mayor efectividad. Que tengan espacio para trabajar significa empoderar a estos mandos para que los objetivos de la empresa se puedan cumplir. 

¿Qué ocurre si los mandos medios no cumplen con esa tarea? Sería entonces difícil que los mensajes lleguen y sean interpretados como quisiéramos. Imaginen que la empresa quiere destacar alguna iniciativa frente a su público interno, por ejemplo, poner en valor su programa de beneficios para los empleados. Probablemente armará un e-flyer para mandar a los colaboradores, una nota en intranet y hasta quizá una pieza de marketing directo, en donde se resaltará la importancia de los beneficios que ofrece la compañía. Pero si los mandos medios no son protagonistas activos en esto, si no cuentan con la claridad de cuál es la política de beneficios y su valor o si, aún peor, la consideran poco importante, será imposible que el mensaje llegue de la forma esperada, ya que una opinión o comentario de un mando medio en desacuerdo puede desacreditar la credibilidad del mensaje.

Los altos mandos serán siempre conocidos como los capitanes de los barcos bien comandados, que son las compañías con éxito. Sus colaboradores, los esforzados mineros. Sin embargo, los mandos medios deben ser vistos y reconocidos como los contramaestres indispensables, los motores reales de la comunicación, innovación y eficiencia de la organización.