Existe un vínculo entre el compromiso y el bienestar de los trabajadores. Diversos estudios han demostrado que el compromiso y el bienestar son recíprocos y aditivos, cada uno influye en el estado del otro, y cada uno hace una contribución única y complementaria a los pensamientos, sentimientos, comportamientos y resultados de desempeño de los colaboradores de una organización. Al ser fuerzas que trabajan juntas, representan una gran fuente de energía que genera un lugar de trabajo amigable y productivo. 

En los empleados comprometidos con su trabajo, los niveles de agotamiento disminuyen y así aumenta la productividad. Sin embargo, durante 2020, el compromiso y bienestar se desconectaron entre sí, afectando la calidad de vida de los trabajadores. En todo el país se registró una disminución significativa del bienestar personal debido a la irrupción del coronavirus. Incertidumbre, preocupación y ansiedad agotaron la fortaleza emocional de la población como consecuencia de una larga pandemia.

Preocupaciones de salud y laborales; desconexión social; injusticia; incertidumbre sobre el futuro; sobrecarga; tensiones en el hogar por el cuidado niños y ancianos, fueron las principales fuentes de angustia generadas por el COVID-19.

Además, en muchos casos, el estrés y la preocupación han sido peores para los trabajadores remotos que para los trabajadores que mantuvieron la asistencia a sus lugares de trabajo.

Entonces, ¿dónde estamos parados si el compromiso y el bienestar tomaron durante todo un largo año caminos separados?

La mayor preocupación para las organizaciones es que muchos de sus empleados han alcanzado o están por alcanzar un punto de agotamiento crítico.

Entonces, el desafío de las organizaciones durante 2021 será trabajar sobre el bienestar emocional para mantener el nivel de compromiso de sus colaboradores y contrarrestar los altos niveles de preocupación y ansiedad generados por la cuarentena y el aislamiento, a la vez que se avanza hacia un regreso gradual, ordenado y seguro a los lugares de trabajo.

Las organizaciones con líderes capaces de gestionar proactivamente para revertir el agotamiento de sus colaboradores, que aprovechen la flexibilidad y eficiencia que aporta el trabajo remoto, lograrán construir equipos de trabajo más fuertes, saludables y productivos.

De acuerdo a un informe de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, a través del Observatorio de Psicología Social Aplicada (OPSA) que relevó durante todo el año cómo afectó la cuarentena a los argentinos, la mayoría de la gente realiza un balance negativo del 2020 y eligieron dos palabras para definir cómo esperan este 2021 que apenas comienza: expectantes (42%) y esperanzados (34%). Las áreas más afectadas en la vida de las personas han sido la economía, el trabajo y la salud mental. Los sentimientos que mejor expresan ese estado de malestar son: incertidumbre, tristeza, angustia, miedo, soledad, desastre y pérdida.

Frente a esta realidad, las organizaciones deberán esforzarse para asegurar el bienestar de sus colaboradores de cara a un 2021 que se presenta tan incierto e intenso como el 2020. Estas son algunos conceptos pueden ayudar a lograrlo:

Medir el bienestar

El primer paso para toda organización es comenzar a medir el bienestar de los empleados, además de su compromiso. Se pueden incluir algunas preguntas sobre bienestar a las herramientas existentes para medición de clima interno y así detectar las áreas de preocupación de los colaboradores.

Sacarle el jugo al trabajo remoto

Aprovechar los beneficios que trae el home office bien administrado. Sin dudas, los trabajadores que nunca tuvieron una experiencia de trabajo a distancia, valoran y disfrutan la flexibilidad asociada a esta nueva modalidad de trabajo y esto impacta positivamente en su compromiso para con el trabajo.

Identificar y anticiparse al agotamiento

En el contexto actual, la gente necesita más apoyo de sus líderes. Mirar a los colaboradores, identificar signos de agotamiento y plantear soluciones creativas para ayudar a transitar las dificultades de la mejor manera son el camino indicado para llegar a buen puerto. Desde un día libre hasta una charla contenedora, hay que hacer uso de todas las herramientas al alcance.

Líderes comprensivos y empáticos

Capacitar a jefes y gerentes para tener conversaciones sobre el bienestar, más allá del compromiso. Un alto nivel de compromiso puede ser una señal de alerta, ya que el equilibrio entre trabajo y vida personal desaparece. Un jefe capaz de mantener conversaciones afectivas con sus equipos facilita la gestión del desempeño de manera empática y efectiva.

Considerar las desigualdades que trae la pandemia

Es necesario tener en cuenta las situaciones personales que atraviesan los colaboradores: madres desbordadas, padres solteros, jóvenes que viven solos y la lista continúa. Las circunstancias varían, pero el aumento del agotamiento alcanza a la gran mayoría. Los empleados necesitan de organizaciones que reconozcan su individualidad y los apoyen para enfrentar este contexto adverso.